La inflación de abril fue del 1,5 por ciento pero la de alimentos fue el doble

Las medidas del Gobierno y el parate de la economía lograron que el Indice de Precios al Consumidor quede por debajo del 2 por ciento por primera vez desde enero de 2018. El rubro alimentos, sin embargo, escaló 3,2 por ciento.

El índice de precios al consumidor que calcula el Indec arrojó en abril un alza del 1,5 por ciento frente a marzo. El dato de inflación mensual se ubica por debajo del 2 por ciento por primera vez desde enero de 2018, lo cual responde a la aplicación de férreos controles de precios en el marco de la crisis de la pandemia del coronavirus y a la limitadísima oferta de bienes y servicios.

Los alimentos subieron 3,2 % durante abril, más del doble de la inflación del mes.

La desaceleración inflacionaria se explica por la baja del 4,1 por ciento en el rubro comunicación, a raíz de la retracción en los precios de los planes prepagos de telefonía celular y telefonía fi­ja registrada a fi­nes de marzo, como parte del paquete de medidas dispuestas por el gobierno nacional. También cayó el rubro de educación, por la reducción de las cuotas de colegios privados. Sin embargo, el rubro de alimentos y bebidas continuó creciendo por encima de la media, con un incremento del 3,2 por ciento. En el primer cuatrimestre, la inflación a nivel nacional se ubicó en el 9,4 por ciento, mientras que la comparación interanual arroja un alza del 45,6 por ciento.

La crisis del coronavirus motivó la aplicación de un paquete de medidas inusual en muchos sentidos, con el pago de salarios del sector privado por parte el Estado con un rasgo más saliente. Sin embargo, hubo muchas otras decisiones relevantes en aspectos de la vida económica y sanitaria. En materia de precios, se aplicó un control con una lista de precios máximos vinculados a las listas del 6 de marzo. Adicionalmente, se pospusieron aumentos en servicios públicos. Por otro lado, hubo sectores productores de bienes y especialmente de servicios que moderaron o contuvieron subas de precios e incluso aplicaron bajas para enfrentar el desplome de la demanda de los consumidores. La medición en los rubros que el gobierno no definió como “esenciales” quedó muy limitada por la escasa oferta. (Página 12)

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