La casa de altos estudios exhibe un constante incremento de oferta académica y de estudiantes, en sus 16 sedes permanentes
La Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) celebra hoy 18 años de vida. Se trata de una joven institución, gestada en los difíciles años del fin de la convertibilidad. En el 2000, la decisión de un gobierno radical de reunir a distintos institutos terciarios provinciales en una nueva institución, conformó nuevos espacios académicos y de oportunidades para miles de chicos de toda la provincia.
La matrícula actual de la Uader es de 23.000 estudiantes
Hoy, la Uader tiene un centenar de carreras de grado y pregrado, distribuidas en las sedes permanentes ubicadas en las ciudades de Paraná, Concepción del Uruguay, Oro Verde, Chajarí, Basavilbaso, Crespo, Santa Elena, Villaguay, Federación, Gualeguaychú, Concordia, Diamante, La Picada, Gualeguay, Ramírez y La Paz.
Su matrícula actual es de 23.000 estudiantes, y cada año el número de ingresantes crece sistemáticamente. De acuerdo con los registros oficiales del Ministerio de Educación de la Nación –que contabiliza a la institución en sus anuarios desde hace 10 años– hubo 4.289 ingresantes en 2018; un año después fueron 4.312. Con el comienzo de la nueva década, el número de ingresantes saltó a 5.385; al año siguiente, 5.516. En marzo de 2012 trepó a 5.695, en 2013 fueron 5.466 alumnos (apenas 229 estudiantes menos), pero ya en 2014 volvió a crecer con 6.002 alumnos.
En 2015 fueron 6.636 ingresantes, 6.720 en 2016, 7.308 nuevos alumnos en 2017, y este último ciclo, alcanzó los 7.979 nuevos inscriptos.
En medio de la polémica por las críticas de la gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal, por la creación de numerosas universidades nacionales en territorio bonaerense en épocas del kirchnerismo, la Uader anticipó ese proceso, en un contexto social y político diametralmente distinto. Coincidente con políticas de ajuste a nivel nacional, a cargo de la denominada Alianza, un gobierno del mismo signo político en la provincia, con Sergio Montiel al frente, resolvió que la educación “no es un gasto, ni una inversión, sino un derecho”, como definió en estos días el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
Cuantas más universidades, y más cercano o a la mano esté ese derecho a la educación, más posibilidades hay de que progrese una sociedad. (Diario UNO)