La contaminación por glifosato en Entre Ríos es de las más altas del mundo

Científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) realizaron un estudio que sostiene que la concentración de Glifosato en Urdinarrain se encuentra entre las más altas a nivel mundial.

Una investigación realizada por científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), publicada por la revista internacional Environmental Pollution, reveló que el herbicida glifosato no hace más que acumularse en los campos argentinos, principalmente en la provincia de Entre Ríos.

“Dada la enorme cantidad pulverizada y la afectación de los microorganismos encargados de su degradación, el producto no hace más que acumularse en las tierras con todo el riesgo tóxico que esto implica“, revela un artículo del periodista Patricio Eleisegui, autor del libro Envenenados, quien accedió a esta nueva evidencia del enorme impacto ambiental del pesticida creado por Monsanto, utilizado por el sector agropecuario argentino en cantidades alarmantes.

Recordemos que recientemente otro artículo había demostrado que además de afectar la biodiversidad del bosque nativo, el glifosato está generando su némesis: especies nativas resistentes al mismo herbicida.

En una entrevista realizada por Radio Cristal de Urdinarrain, Patricio Eleisegui, además de ratificar los datos brindados en el informe, se refirió al arsénico, asegurando que en Urdinarrain tiene los valores más bajos del país, descartando así que sea esta la causa del brote de casos de cáncer en la ciudad, debido a que el producto permanece en el suelo desde hace mucho tiempo y el aumento de los casos de tumores son recientes.

Audio completo de la nota:

El artículo de Eleisegui continúa así:

La investigación citada señala entre sus resultados que “bajo las prácticas actuales, las tasas de aplicación son más altas que las tasas de disipación“. Para luego resaltar: “Por lo tanto, glifosato y AMPA -su metabolito- deben ser considerados pseudo persistentes”.

El estudio en cuestión, sujeto a muestras tomadas en 2015 de distintos lotes ubicados en el distrito de Urdinarrain, en la provincia de Entre Ríos, sostiene que la concentración de glifosato constatada en esa zona se encuentra entre las más altas a nivel mundial. El equipo de científicos también ubicó rastros del herbicida en aguas de superficie, aunque a niveles más bajos que los comprobados en el suelo.

Damián Marino es doctor en Química y uno de los especialistas del CONICET que coordinó la experiencia. Explicó que, en concreto, el monitoreo demuestra que “el glifosato no desaparece” en tanto “se vuelca en el ambiente más herbicida de lo que la naturaleza puede llegar a degradar“.

Esto último, la acumulación, también es consecuencia del amplio paquete de plaguicidas que pulverizan los productores más allá del citado glifosato. Marino lo explica con claridad: “Todo lo que se aplica en el campo no ha hecho más que degradar a los microorganismos que se podrían encargar de hacer desaparecer al glifosato. Hoy por hoy, estas opciones de degradación están tan afectadas que casi no operan. El sistema de producción rompió al sistema que limpia. Y continúa echando más glifosato que antes“.

A tono con lo anterior, vale decir que Argentina aparece hoy como el país con mayor consumo de glifosato en el planeta, siempre en términos de cantidad de población. Así, mientras que naciones como Estados Unidos –uso anual de 136 millones de litros– promedian 0,42 litros del herbicida por habitante, Argentina –187 millones– ostenta una pauta de 4,3 litros por cada persona que puebla nuestra geografía. Siempre en términos anuales.

“El glifosato y el AMPA muestran afinidad por las matrices sólidas, esto es, suelo y sedimentos. No se detectó concentración en aguas subterráneas“, concluye el estudio, que además recomienda “una revisión de las prácticas actuales de gestión agrícola con el fin de detener la acumulación constatada”, y exige una “reevaluación de riesgo toxicológico dadas las concentraciones (de glifosato) encontradas”.

“Hay un uso y un abuso del suelo, con una micro fauna afectada y una carga de químicos de uso permanente. El estudio no hace más que reafirmar que tenemos glifosato en todas partes y cada vez en mayor cantidad“, concluyó Marino.

En marzo de 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), vinculada a la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró que existe evidencia suficiente para relacionar al glifosato con la proliferación del cáncer.

Fuente: Radio Cristal – Urdinarrain

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